18.1.10

LA INSURRECCIÓN QUE VIENE. EL COMITÉ INVISIBLE

(fragmento)


No esperes nada de las organizaciones.

Ten cuidado con todos los ambientes (milieux) sociales,

y sobre todo, no te conviertas en uno ni formes parte de uno de ellos.

En la presente y continua ruptura de los lazos sociales, no es nada fuera de común toparse en el camino con distintas organizaciones –políticas, de trabajo, humanitarias, asociaciones comunitarias, etc. Entre sus miembros uno se encontrará tal vez con individuos sinceros –aunque un poco desesperados – y entusiastas – también algo encubridores. Las organizaciones pueden seducirnos con su aparente solidez – tienen historia, una sede, nombre, los medios, un jefe, una estrategia y un discurso. Sin embargo, las organizaciones son estructuras vacías las cuales, a pesar de sus heroicos orígenes, nunca podrán ganar el respeto que estuviera a la altura de su propio heroísmo. Estas organizaciones, en cada uno de sus esquemas y a cada nivel, solamente están preocupadas por su propia sobrevivencia como tales – y por muy poquitos asuntos más. Las repetidas traiciones que ocurren dentro de las organizaciones logran la mayoría de las veces enajenar el compromiso de sus propios aliados. Y es por esta razón que a veces se reúnen seres valiosos. Pero la promesa que contiene dicho encuentro no podrá realizarse más que fuera de la organización y necesariamente en contra de ella.

Los ambientes (milieux) sociales son mucho más temibles que las organizaciones, con su consistencia flexible, sus chismes y sus jerarquías informales. Huye de todos los ambientes (milieux). Cada uno de ellos se orienta hacia la neutralización de una verdad. Los círculos literarios existen para sofocar la claridad de la escritura. Los ambientes anarquistas están allí para torcer lo recto de la acción directa. Los ambientes científicos florecen para impedir que las implicaciones de sus investigaciones sean difundidas para la mayoría de la gente. Los ambientes deportivos subsisten para limitar con sus gimnasios a las diferentes formas de vida que deberían de engendrar. Evita en particular a los medios culturales y a los medios militantes. Ambos son como asilos de ancianos en los que los deseos de revolucionarios llegan a morir. La tarea de los círculos culturales es la de capturar intensidades nacientes y de sustraer el sentido de lo que sea que estés produciendo, mientras que la tarea de los círculos militantes es de capturar tu energía para impedirte que milites. Los ambientes militantes extienden una red difusa por la totalidad del territorio francés e inevitablemente son interceptados en el camino hacia el desarrollo revolucionario. Lo único que pueden ofrecer es la historia de sus (muchas) batallas perdidas y la (gran) amargura que ellas les causaron.

Su agotamiento los ha hecho incapaces de aprovechar y capturar las posibilidades del presente. Además de nutrir constantemente su miserable pasividad, hablan siempre de más, lo cual los hace poco fiables en cuanto se trata de la seguridad policial. Sería también inútil esperar algo de ellos y sería tonto decepcionarse al darse cuenta de su sistémica esclerosis. Lo mejor es desertar a este pesado y estorboso cadáver.

Todos los ambientes son contra-revolucionarios porque lo único que les preocupa es preservar su patético bienestar.

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